Falta muy poco para el verano y la sequía ya preocupa en la provincia. Los ríos Limay y Neuquén presentan niveles de agua considerablemente bajos, según advirtió el subsecretario de Medio Ambiente y Protección Ciudadana de la capital, Francisco Baggio. La situación, explicó, responde a un año “hidrológicamente seco”, con escasas lluvias y poca nieve acumulada en la cordillera.
“Se espera un verano con poca agua en el río Limay, el río Neuquén en el tramo de la ciudad, aguas arriba y aguas abajo”, señaló Baggio, quien manifestó su preocupación por las posibles consecuencias en las actividades recreativas y ambientales.
El funcionario recordó que durante los meses de mayo, junio y julio se liberó gran cantidad de agua desde los embalses para generar energía eléctrica y abastecer la demanda del Área Metropolitana de Buenos Aires durante la ola de frío. “Se erogó mucha agua desde los embalses para satisfacer la demanda eléctrica de Buenos Aires y el conurbano por la gran ola de frío que hubo”, detalló.
Esa decisión provocó un descenso significativo en los niveles de los embalses, que actualmente se encuentran en proceso de recuperación. “Por eso ahora se está guardando agua en los embalses”, explicó Baggio, precisando que las represas están liberando solo el caudal mínimo indispensable: 98 metros cúbicos por segundo en el río Neuquén y 250 en el Limay.
A pesar de este panorama, el funcionario aclaró que los balnearios de la ciudad permanecerán operativos durante la temporada estival, aunque con niveles de agua más bajos que los habituales. “Los balnearios van a estar operativos todos con este caudal, pero esa es la realidad que tenemos”, resumió.
Baggio advirtió que “los embalses están en un límite bajo, eso no es bueno para el río”, y agregó que lo ideal sería contar con caudales de entre 400 y 500 metros cúbicos por segundo en el Limay y alrededor de 200 en el Neuquén. “Después, qué pasará en adelante, no lo sabemos. No podemos hacer futurología”, señaló.
El panorama preocupa, no solo por el impacto en la recreación, sino también por el cambio en los patrones hídricos de la región. Un verano con menos agua refleja un año más seco y vulnerable, con embalses que buscan recomponerse tras meses de alta demanda energética.
Según datos de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), entre un 40 y 60 por ciento menos de agua está ingresando a los embalses. Horacio Collado, referente técnico del organismo, explicó que las mediciones realizadas en puntos estratégicos como Barreales, Mari Menuco y La Higuera confirman caudales muy por debajo de la media histórica.
“Desde mayo hasta julio las lluvias estuvieron muy por debajo del promedio histórico en todas las cuencas. Los caudales de lluvia estuvieron entre el 40 y 60% de lo habitual. Llevamos 120 años de mediciones y esto marca una situación excepcional”, advirtió Collado.
El déficit hídrico, combinado con la falta de nevadas intensas en la cordillera, encendió las alarmas sobre la disponibilidad de agua en la región y el futuro de las actividades que dependen de ella.
Fuente: Medios







