El Ministerio Público de Río Negro inició una investigación por un caso de abuso sexual denunciado en la ciudad de Cipolletti. La denuncia fue presentada por una joven en la Comisaría de la Familia y se refiere a hechos ocurridos a mediados de junio en un departamento de la calle Roca, luego de que la víctima se encontrara con un joven. Lo que comenzó como una visita terminó en una situación de sometimiento físico y emocional que la propia víctima relató con crudeza y valentía.
La denuncia se respaldó con capturas de pantalla y mensajes de WhatsApp enviados por la joven a un amigo tras regresar a su casa, además de publicaciones en redes sociales donde expuso lo vivido, incluyendo fotos de la persona acusada. Por razones de protección, la justicia mantiene reserva sobre la identidad de la víctima.
“Mil veces le dije que no”
En su relato, la joven describe cómo el agresor intentó forzarla a prácticas sexuales que ella rechazó en múltiples ocasiones. Según sus mensajes, “Me quiso meter la p… por el c…, me corrí, me agarró fuerte de la cintura y me decía ‘tranquila que se siente rico’”. Agregó: “Yo le decía no, no quiero, no quiero hacer eso, no quiero nada, y me siguió agarrando”.
La secuencia es alarmante: el hombre ignoró las negativas de la joven, la sujetó, la mordió y le quitó el celular para que no pudiera pedir ayuda. La víctima relató que el agresor intentó forzarla incluso en contra de su voluntad, mientras ella insistía en que no quería continuar.
La Fiscalía cuenta con los mensajes y fotos compartidas por la víctima, que constituyen los primeros indicios de la causa. Además, se tomará el testimonio del amigo que recibió los mensajes. La investigación busca reconstruir el contexto y determinar responsabilidades, dejando en claro que hubo una vulneración del consentimiento.
Este caso no es solo judicial: es social y cultural. La historia de la joven recuerda que cuando una mujer dice “no”, no hay interpretación posible ni permiso implícito. El respeto al límite es absoluto, y su violación constituye abuso.
La denuncia ya se encuentra en manos de la justicia, pero también interpela a la sociedad. La valentía de la víctima al denunciar merece ser escuchada, acompañada y respetada.
Fuente: Medios.
