El gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, encara una reestructuración de su gabinete provincial luego del golpe político que significó la derrota electoral del 26 de octubre. Consciente del desgaste acumulado en menos de dos años de gestión, el mandatario intenta reordenar su equipo, corregir errores y dar señales de apertura, aunque las modificaciones llegan en un contexto de fuerte cuestionamiento interno y de creciente malestar social.
El anuncio de cambios se conoció apenas horas después de la derrota en las legislativas, que dejaron a Torres con un escenario adverso y con su figura política debilitada frente a la oposición.
La estrategia oficial combina dos objetivos: reactivar una gestión que perdió dinamismo y recomponer la narrativa política del gobierno, apelando a nuevos liderazgos y a una presencia femenina más visible. En esa línea, el mandatario decidió otorgar mayor protagonismo a tres funcionarias que ya integraban su equipo y que ahora ocuparán roles centrales en la toma de decisiones.
Torres apostará por tres funcionarias con distintos perfiles para cubrir espacios clave en la Secretaría de Coordinación y otras áreas sensibles. Entre los nombres que suenan están Jenifer Contardi, Macarena Acuipil y Virginia Salcedo, todas con trayectoria en la gestión pero sin peso político propio.
Pese a los anuncios, se habla más de improvisación que de estrategia. Los mismos errores que marcaron el primer año de gestión, centralismo, comunicación errática y falta de resultados visibles siguen sin resolverse. Torres intenta relanzar su administración, pero lo hace en un contexto político mucho más complejo, con una oposición envalentonada y un oficialismo provincial que ya no responde con la misma disciplina que al inicio.
