Desde el viernes 19 de septiembre, las clases en todos los niveles educativos del Complejo Penitenciario Federal N°5 (Senillosa) se encuentran suspendidas. La medida se tomó luego de que una docente diera positivo en un análisis de tuberculosis, en medio de un caso confirmado en un estudiante.
La Dirección de Educación en Contexto de Privación de la Libertad informó que se dio intervención a la coordinadora del Ministerio de Salud, Joana Ayelén Torres, y se notificó a la supervisión de todos los niveles educativos dentro del penal, que incluyen el CPEM 92, EPA 15, CFP 39 y el área Estético Expresivo, entre otros.
La suspensión se mantendrá hasta que se realice una reunión informativa con la Dra. María Paula Bernachea, jefa del Programa Provincial de Control de Tuberculosis y Lepra del Ministerio de Salud. La cita fue convocada por el personal directivo en el Consejo Provincial de Educación para abordar la situación sanitaria del cuerpo docente, que atiende a unos 350 estudiantes de un total de 650 internos.
Según la vicedirectora del CPEM 98, Helga Rostand, la especialista indicó que la enfermedad no está activa y que los aislamientos son preventivos y rutinarios. Sin embargo, se confirmó que la docente tuvo contacto con la bacteria que genera tuberculosis.
Contexto de riesgo en la institución
Los casos de tuberculosis en la cárcel de Senillosa se repiten desde hace años debido a las condiciones de hacinamiento y ambientales propias de la institución. La vicedirectora Eliana Graziano señaló que es la primera vez que se registra un caso positivo en una docente y destacó la necesidad de ampliar la cobertura de enfermedades laborales contempladas por ART para el personal educativo en contextos de encierro.
“Nuestros estudiantes están inmunodeprimidos y viven en hacinamiento. Es fundamental que los docentes puedan trabajar con tranquilidad y contar con protocolos claros”, afirmó Graziano.
Los docentes iniciarán testeos masivos, priorizando a quienes pasan más horas dentro del penal. Además, se gestionó atención médica tanto a través de la ART como de los hospitales Heller y Castro Rendón.
Los objetivos del programa incluyen:
- Establecer cuántos docentes han tenido contacto con la tuberculosis.
- Diseñar protocolos de acción claros.
- Mejorar ventilación y espacios educativos para reducir riesgos de contagio.
Otras preocupaciones
El traslado constante de internos desde otras unidades de detención, muchas con escasa atención médica y mal alimentación, aumenta el riesgo de tuberculosis. Además, las bajas de asistencia por razones sanitarias impactan en el puntaje educativo que permite reducir condena, lo que lleva a que algunos internos asistan a clases aun cuando deberían permanecer aislados.
Actualmente, existen cuatro módulos educativos, pero el último aún no está habilitado debido a la falta de personal penitenciario suficiente. Las autoridades educativas solicitan protocolos claros, ventilación adecuada y más aulas para garantizar el derecho a la educación de las personas privadas de libertad en condiciones de vulnerabilidad.
Fuente: Medios