Una de las detenidas por el triple crimen en Florencio Varela, Celeste Magalí González Guerrero, complicó la situación judicial de Lázaro Víctor Sotacuro y de Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”. En su declaración ante la Justicia, la mujer sostuvo que ambos lideraban una red de narcotráfico y que el crimen se produjo como represalia por el robo de 30 kilos de cocaína.

Guerrero, pareja de Miguel Ángel Villanueva, también detenido, relató que el 19 de septiembre las tres víctimas fueron llevadas engañadas hasta su casa bajo la excusa de una fiesta. Allí, según su testimonio, Villanueva atacó a una de las jóvenes con un destornillador y luego la golpeó con un fierro hasta matarla. “Pequeño J” habría sido quien organizó el encuentro y recibió, según la detenida, “un millón de dólares” por los asesinatos.
La declaración de Guerrero describe una escena brutal, mientras en el fondo de la vivienda cavaban un pozo para enterrar los cuerpos, sonaba música. También relató que Villanueva y otros cómplices compraron lavandina, guantes y productos de limpieza tras los asesinatos.
La mujer aseguró además que Sotacuro, de nacionalidad peruana, estaba “por encima” de Valverde Victoriano y era quien daba las órdenes dentro de la organización. Guerrero identificó a otros miembros de la banda y explicó el funcionamiento del negocio narco, que operaba desde Nueva Pompeya. “Yo salía con una mochila con la droga a vender. Me contactaban por WhatsApp y ponía un estado para avisar que estaba activa”, declaró.
También mencionó que las víctimas fueron ejecutadas en un orden: primero Brenda, luego Morena y por último Lara, y que el motivo del crimen fue el robo de la droga a Sotacuro.
“bromeaban con que uno de los perros se había comido un dedo de una de las víctimas”.
De acuerdo con el expediente judicial, el testimonio de Guerrero permitió reforzar la hipótesis de un ajuste de cuentas dentro de una red narco transnacional y amplió la lista de implicados en uno de los casos más estremecedores del año.

Fuente: Medios

