Los precios de la nafta volvieron a tomar impulso en los últimos meses y ya registran subas que superan ampliamente a la inflación. En la Ciudad de Buenos Aires, la nafta súper promedia los $1630 por litro y la premium llega a $1850, lo que representa incrementos acumulados del 47% y 35% en lo que va del año. En el mismo período, la inflación ronda el 30%.
Analistas del sector atribuyen este desfasaje a varios factores: el dólar mayorista subió 42% en el último año, la Secretaría de Energía actualizó impuestos y valores de biocombustibles, y se corrigieron precios que habían quedado quietos antes de las elecciones. En noviembre, tras los comicios legislativos, los combustibles aumentaron en promedio entre 6 y 7%.
Las petroleras también ajustaron su estrategia. YPF, que concentra el 57% del mercado, dejó de anunciar públicamente los incrementos y adoptó actualizaciones sectoriales basadas en oferta y demanda, lo que eliminó la referencia principal del mercado.
En el último año, los biocombustibles subieron en promedio 50% y los impuestos al gasoil y a la nafta aumentaron 53% y 45%, respectivamente. “En noviembre se liberaron todos los precios y eso explica el salto”, señaló el economista Nicolás Arceo. Aun así, los valores locales siguen por debajo del promedio histórico en pesos constantes y apenas por encima en dólares, lo que mantiene relativamente accesible el combustible en relación con los ingresos.
El impacto en la inflación se conocerá cuando el Indec publique el IPC de noviembre, estimado en 2,3%. Para diciembre, se espera estabilidad de precios, aunque el sector advierte que todo dependerá del tipo de cambio, el barril internacional, los impuestos y los biocombustibles.
De cara a 2026, la industria prevé una recomposición regional. Según adelantó Horacio Marín, presidente y CEO de YPF, habrá ajustes para corregir “inequidades”, lo que podría traducirse en aumentos más altos en las provincias patagónicas.







