Argentina llegará al sorteo del Mundial 2026 como cabeza de serie y eso ya le despeja algunos dolores de cabeza. Evitará a Estados Unidos, México y Canadá, además de los gigantes europeos y sudamericanos que comparten el Bombo 1. Pero el abanico de escenarios posibles es enorme y las diferencias entre un grupo cómodo y uno bravo son notorias.
La limitación impuesta por FIFA sobre rivales de la misma Confederación deja afuera del radar a Colombia, Uruguay y Ecuador en el Bombo 2. Ahí es donde aparece el primer nombre que inquieta: Marruecos, que llega con campaña perfecta en su Eliminatoria, apenas dos goles en contra y la base del equipo que fue cuarto en Qatar 2022. Una piedra difícil para cualquiera.
Después aparece el Bombo 3, que incluye dos alternativas bien distintas. Arabia Saudita, con su antecedente fresco ante la Selección en 2022, y Noruega, que si bien no jugó en Qatar, tiene a Erling Haaland como carta capaz de romper cualquier partido. La presencia de cualquiera de los dos ya elevaría el nivel de dificultad.
La combinación más complicada se completa en el Bombo 4 con Italia, que busca volver a un Mundial después de ausentarse en 2018 y 2022. Si la Azzurra atraviesa el repechaje, sería un rival incómodo desde lo futbolístico y desde lo emocional.
En la otra punta del abanico aparece el grupo más accesible. Irán surge como el rival más dócil del Bombo 2, con historial modesto y sin resultados fuertes en Mundiales. Panamá, desde el Bombo 3, llega con clasificación irregular y sin puntos sumados en su única participación (Rusia 2018). Y el cierre podría darse con Cabo Verde o Nueva Caledonia, dos selecciones de escaso roce mundialista: los africanos debutarán en esta edición y los oceánicos aún deben pasar el repechaje internacional.
Con este panorama, la Selección irá al sorteo sabiendo que puede encontrarse con un camino despejado o con una zona de dientes apretados desde el primer día. Y que el recorrido a la defensa del título puede empezar con una sonrisa… o con alerta máxima.
Fuente: Medios
