La industria pesquera de Río Negro atraviesa una de las crisis más profundas de las últimas décadas. En San Antonio Oeste, epicentro histórico de la actividad, el cierre de plantas, la pérdida de empleos y la proliferación de “cooperativas truchas” han generado una situación crítica que el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) califica como un “fraude laboral” sistemático.
Juan Bautista Ortiz, secretario adjunto del gremio, advirtió que mientras la producción en tierra se derrumba, muchas empresas eluden sus obligaciones legales utilizando falsas cooperativas para encubrir relaciones de dependencia.
“Una empresa con cupo pesquero no puede tercerizar con cooperativas. Eso es fraude laboral”, remarcó el dirigente, y señaló que el Estado provincial “tolera” esta práctica pese a que está expresamente prohibida por ley.
El sindicalista recordó el cierre de firmas emblemáticas como La Perla del Este y la harinera local, y mencionó el reciente concurso preventivo de Río Salado, que dejó a más de 140 trabajadores sin empleo. “Las empresas argumentan falta de recurso y altos costos, pero el problema es más profundo: falta control, planificación y voluntad política”, aseguró.
Según Ortiz, la crisis tiene su origen en la sobreexplotación del golfo San Matías tras la expansión del langostino, sumada al encarecimiento de la energía y la pérdida de competitividad. “La provincia le dio la espalda a la pesca. Todo el foco está en Vaca Muerta Sur y el GNL, mientras cientos de familias quedan desamparadas”, criticó.
Desde el STIA reclaman que se aplique la Ley Federal de Pesca y se garantice que las cuotas sean procesadas con empleo formal. “No pedimos subsidios, pedimos trabajo genuino. Si se termina con las cooperativas fraudulentas y se apoya la producción real, la pesca puede volver a ser el motor económico de San Antonio”, concluyó Ortiz.







