“Estoy viva y lo logré”: con esas palabras, entre lágrimas y temblores, Alison Calfunao resumió la historia de superación que emocionó a toda la provincia. Este viernes por la tarde, la joven neuquina regresó a su casa en el barrio Unión de Mayo, luego de atravesar un proceso médico y emocional tan doloroso como inspirador.
Meses atrás, Alison había sido internada en una clínica privada de Neuquén para someterse a una ligadura de trompas, pero la cirugía terminó en tragedia. Sufrió dos paros cardiorrespiratorios, fue derivada de urgencia a Buenos Aires y permaneció semanas en terapia intensiva en estado crítico. Para salvarle la vida, los médicos debieron amputarle una pierna.
Contra todo pronóstico, sobrevivió. Y su lucha se convirtió en un símbolo de fe, fuerza y esperanza.
Un regreso que hizo historia
La tarde del viernes, el Aeropuerto Presidente Perón fue escenario de un inolvidable recibimiento. Familiares, amigos y vecinos la esperaron con flores, aplausos y lágrimas. Alison descendió del avión en silla de ruedas, pero en un gesto que marcó a todos los presentes, se puso de pie y caminó para recibir los abrazos.

“Estoy temblando. No tengo palabras. Estoy contenta. Lo logré”, dijo conmovida. A su lado, su marido Emiliano y sus hijos la acompañaron entre risas y lágrimas. “No sabíamos cómo administrar tanta alegría. Es enorme lo que hizo la gente, los vecinos, los amigos, todos. Fue muy fuerte”, contó él, emocionado.
Al recordar los meses más difíciles, Alison habló con una mezcla de tristeza y orgullo: “No sé de dónde saqué fuerzas. Mis hijos fueron todo. Ellos se bancaron mucho. La familia fue el pilar que me levantó cada día para seguir con las terapias y no bajar los brazos.”
También agradeció el acompañamiento que recibió incluso de desconocidos: “Quiero agradecer a cada uno que rezó por mí, que mandó un mensaje o una oración. Siento que no estuve sola, y eso me dio fuerzas para seguir.”
Una nueva etapa
Ahora, Alison inicia un nuevo capítulo en Neuquén, donde continuará con su rehabilitación y el proceso de adaptación a su prótesis. Su casa fue remodelada especialmente para facilitar su movilidad.
“Ahora quiero disfrutar de mi familia, de cada uno de ellos, y seguir adelante. La casa está lista, todo está preparado para esta nueva etapa”, contó, con una sonrisa llena de esperanza.
Aunque aún continúa el proceso judicial para determinar las responsabilidades médicas, Alison prefiere enfocarse en el presente: “Estoy viva, y la justicia la voy a buscar yo, paso a paso. Pero ahora quiero disfrutar, estar con mis hijos, con mi familia. La vida me dio otra oportunidad.”
Emiliano recordó el momento en que les confirmaron que podían regresar a Neuquén: “Cuando nos dijeron que volvíamos, lloramos de felicidad. Fue muy duro todo, pero lo conseguimos. El acompañamiento de la gente fue hermoso: los mensajes, el aliento… eso te levanta cuando estás cansado.”
Ya en su barrio, Unión de Mayo, el recibimiento fue puro cariño. “No esperábamos tanto amor. Lo que hicieron los vecinos fue enorme. Ahora queda seguir, vivir y luchar”, dijo.
Entre aplausos, abrazos y girasoles, Alison caminó, sonrió y volvió a su casa. Su historia ya no es solo una noticia: es un ejemplo de resiliencia, amor y segundas oportunidades.
Fuente: Medios







